Información sobre los implantes dentales
Un implante es una pequeña pieza alargada con forma de tornillo de un material biocompatible especial (generalmente, titanio), que, instalado en los huesos maxilares, se «fusiona» con éstos al cabo de unas cuantas semanas, lo que se conoce como oseointegración.
Los implantes se comportan, de este modo, como raíces de dientes ausentes que permiten brindar anclaje a prótesis sustitutivas del diente o de los dientes perdidos. Esta prótesis puede ser fija o removible (retirable a voluntad) y no necesita apoyarse o sujetarse a dientes naturales remanentes en la boca.
En general, aunque hay variaciones, la técnica consiste en lo siguiente:
• Se sutura la encía, bien dejando los implantes totalmente enterrados debajo de ella (en cuyo caso deben descubrirse al cabo de un tiempo por medio de otra pequeña incisión quirúrgica), bien dejándolos aflorar al exterior a través de una abertura. En este caso, según las conveniencias y las circunstancias, podrían ser conectados inmediatamente a la prótesis (carga inmediata).
Cuando el hueso es insuficiente, se puede utilizar algún material de relleno y procedimientos de fijación u osteosíntesis.
Por su parte, las prótesis conectadas a implantes pueden ser:
• Una variante de estas últimas son las llamadas prótesis híbridas, que compensan con una falsa encía la atrofia existente en el hueso, pero utilizan un anclaje poco natural para asegurar su adecuada higiene, que resultaría inestético si se expusiera a la vista.
La elección de un tipo u otro de implante depende de diversos factores, que deben ser analizados en cada caso: hueso y otros tejidos remanentes, factores estéticos, tipo de oclusión, presupuesto, etc., de modo que no siempre es posible la opción inicialmente deseable.
Por causas no conocidas e impredecibles, puede fallar la oseointegración, con lo que el implante se desprende o moviliza y debe ser retirado. La probabilidad de ocurrencia a cinco años es menor del 5%.
En caso de perderse el implante, puede colocarse inmediatamente uno nuevo algo más grueso en su mismo lugar, o bien uno idéntico al cabo de unas semanas (tiempo necesario para que la oquedad dejada se rellene de hueso).
Si ya estuviera realizada la prótesis, se cambiará o modificará de la manera conveniente para mantener la funcionalidad adecuada.
El hecho de que el implante se hubiera integrado en un primer momento no implica que no pueda desprenderse posteriormente.
Las causas del fracaso de la oseointegración son múltiples: la oclusión, la higiene, el tabaco, enfermedades sistémicas, etc.